LA FRASE

"Un virus es un trozo de ácido nucleico rodeado de malas noticias"

Peter Medawar (Zoólogo, médico, inmunólogo, investigador, profesor, traductor, ensayista, crítico literario, divulgador científico filósofo británico. Premio Nobel de Medicina de 1960 por sus investigaciones en inmunología y su aplicación en transplantes de órganos).

martes, 8 de mayo de 2012

La inteligencia ejecutiva

La inteligencia ejecutiva es un concepto innovador y decisivo que según dicen los especialistas revolucionará la idea que tenemos de la educación. La inteligencia ejecutiva se encarga de dirigir todas las capacidades humanas y en ella reside nuestra grandeza y nuestra esperanza. Durante mucho tiempo se ha pensado que la función principal de la inteligencia humana era conocer, sin embargo hoy se sabe que es dirigir bien el comportamiento mediante metas elegidas, utilizando para ello el conocimiento y la gestión de las emociones. No basta con almacenar conocimientos, no basta tampoco con desarrollar la inteligencia emocional, haberlo olvidado es la causa de graves problemas personales, educativos y sociales. Según afirma el filósofo y autor del libro con el mismo nombre, José Antonio Marina, la inteligencia ejecutiva se encarga de hacer proyectos, tomar decisiones, utilizar los conocimientos, gestionar las emociones, mantener el esfuerzo, aplazar la recompensa, realizar metas a largo plazo... Si el cerebro fuera una orquesta, la inteligencia cognitiva (los conocimientos) sería la partitura, la inteligencia emocional correspondería a los músicos y la inteligencia ejecutiva sería el director, sin él la orquesta no puede interpretar la música.
En la inteligencia ejecutiva, según revela Marina, tiene su origen la libertad humana. Pero esta inteligencia no es innata, el niño tiene que aprenderla y habrá que enseñarle desde muy pequeño. Será su gran talento. Ayudarle a que lo consiga debe ser el gran objetivo educativo inmediato. Según afirma este filósofo, el cerebro humano está estructurado a modo de dos pisos: en la planta baja se generan gran cantidad de ideas y ocurrencias, millones por segundo pero sólo unas pocas de ellas se seleccionan y pasan a la planta superior. Podemos educar la gran máquina generadora de ocurrencias, para que sea eficaz y brillante, pero debemos educar también las funciones ejecutivas, para seleccionarlas y ponerlas en práctica. Ambas cosas hacen posible la llamada “Educación del Talento”, el gran objetivo de padres y educadores en la que se descubren las fortalezas y debilidades de cada uno desarrollando universalmente también los talentos básicos. Es el principio de una nueva era en la que la función principal de la inteligencia no es el conocimiento, sino alcanzar la felicidad.